Mi madre se convirtió en mi compañera y amiga después de mi divorcio en el año 2006. Ella, Yolanda, tenía cáncer y la enfermedad no le impedía seguir con su buen ánimo, humor y ganas de viajar y disfrutar cada segundo. A veces , acudíamos a buscar la palabra de Dios en el desaliento e íbamos a la Iglesia San Francisco de la Caleta. La palabra nos consolaba aunque no estoy muy segura que la comprendiéramos del todo. Sabía que no le quedaba mucho tiempo más y Dios le había regalado una oportunidad que en ese momento, yo desconocía para qué era.
Ella falleció en el año 2010, un mes y medio después de la boda de mi hija mayor, en el mes de mayo, un día de las Madres. Dios le concedió ver a su nieta casarse y bailar como nadie el día de su boda. Sólo observe la foto y se dará cuenta de cuánto disfrutó ese momento con mi hermano Paul!. A la manana siguiente, Yolanda no se podía levantar y supe que Dios la había llamado y solo quedaban días para su partida. Nos fuimos al hospital.
En Junio, a un mes de su muerte yo estaba desecha, triste, desconsolada y sola. Su ausencia me pesaba en mi alma. Un día cedí y me rendí ante la Iglesia Divina Misericordia, una iglesia carismática donde quedaba mi antiguo colegio Las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús Supe que del cielo me dirían algo en esas misas que predicaba el Padre Cosca. Acudía casi todos los días buscando consuelo.
En septiembre de ese mismo año, el Espítitu Santo se manifestó. Fui batizada.Algo inexplicable. Me llenó de fuerzas. Y fue así con Su Fuerza que pude discernir saber que tenía que hacer y salir adelante tomando las mejores decisiones posibles. Estaba llena del Espíritu Santo. Había sido sincera con Dios y El me dio su mano firme y protección incondicional. Desde ese día, no me he despegado de su guía ni del rezo del Rosario diario porque mi confianza solamente la tengo puesta en El.
Casi cinco años después, miro hacia atrás y veo la presencia de Dios en mi vida de una forma maravillosa la mano de María guiándome y llevándome a situaciones y lugares que solo servirían para la sanación mia y de todos los que me rodeaban. Dios pone en el momento lo que considera las circunstancias apropiadas para uno, los sitios de trabajo, las personas que formaran parte de la vida de uno. Supe qué misión le fue encomendada a mi madre conmigo. A través de ella y su perdida, ante ese desconsuelo, busqué a Jesús y María. Que maravilla!
Hoy llena de vida alegría y esperanza sigo preguntándole cuál es el propósito que tiene en mi vida y qué significado podrá tener mi vida para otros. Eso me lo responderá en su debido momento .
Solo hay que esperar y orar …..y la respuesta viene cuando uno menos lo espera.
Amelie Pella