Entre los años 1998 en ese entonces trabajando de día en un banco y de noche en mi casa en una habitación convertida en oficina a mis 33 años, y mis hijas pequeñas, ideaba lo que llamamos informalmente “ Isla de Pino “, un negocio familiar, que construiría al menos 4 edificios de entre 5 a 12 niveles, frente al mar en la Zona Pacifica Panameña. El nombre se derivaba de negocios que mi abuela Beatriz tenía en Cuba.
Como abogada y emprendedora de corazòn, estudiando las regulaciones panameñas inmobiliarias en el entonces Desarrollo Urbano del país existentes en la época (2001, 2002 )y estudiando diseños arquitectónicos y costos de construcción, intentaba lograr hacer la diferencia en un mundo en que notaba que no se trabajaba con excelencia. Venía con una visión y entrenamiento en un banco internacional con las mayores exigencias que he conocido hasta ahora tanto a nivel financiero y ventas. Me refiero al entonces conocido BankBoston , N.A.
El negocio inició en el año 1999 y tuvo su punto culmen en el año 2006 y luego en el 2006 ya era evidente que algo pasaba con mis clientes potenciales que eran los americanos. Si vio la película “ La Gran Apuesta”, no se la pierda! Comprenderá a lo que me refiero.
Por qué se vendió tan rápido y fue tan exitoso este negocio … Recordemos que construía un edificio cada dos veranos…..
Hay varios factores que influyeron en el éxito:
- El compromiso de los integrantes de la empresa con el negocio y con los clientes así como su cohesión o unidad. Equipo de ventas, profesionales técnicos, es decir todos.
- El principio de la escasez. Al no existir competencia, comprendíamos que éramos los únicos con productos inmobiliarios frente al mar en un mundo que no pensaba en que Panamá se convertiría en un punto turístico y zonas que no habían sido nunca reguladas por las autoridades, por lo que estábamos actuando antes que el resto en un momento de oportunidad, con toda la legalidad.
- La sociedad no veía que el fenómeno del 9/11 había traído inseguridad a las vidas del norteamericano y buscaban encontrar un sitio para estar alejados de los puntos de peligro. Había una oportunidad para ofrecer un nuevo destino.
- Contaba con el mejor equipo posible. Uno de los mejores Arquitectos ya retirado en eso entonces de la época con sus diseños de los años 70 que tanto me gustan, Alvaro Gonzalez Clare, una de las mejores empresas de Construcción como lo es Ingenierìa Lara, a mi tio Pablo con sus atinados comentarios y asesoría, Ing Jorge Lara y CMG y mis amigos de CBRichard Ellis, la buena fe de los bancos, además de todas las ganas de trabajar con un equipo familiar y amigos que comprendía mi forma de pensar y mística de trabajo.
- Y obviamente era un nicho único el que había logrado a través de páginas internacionales y bien apuntado.
Con una valla y casi cero publicidad, el produjo el fenómeno de la recomendación y referencia. No anunciar mucho funcionó en nuestro caso. Más de 8 personas al día llegaban a conocer precisamente por la escasez de información. Esa era mi oportunidad de venderles cara a cara.
No todo fue color de rosa. Y esas anécdotas serán para otro momento… Cuando la sociedad despertó ante los cambios que se dieron a partir del año 2000 con el inicio del Hotel Decameron, no aceptaron el hecho de que la privacidad que se había vivido en ciertas comunidades de playa, se había perdido de un momento a otro y se habían también perdido los privilegios de esas playas “ solo para mí “.
Por tanto, eso condujo a que se iniciaran nuevas regulaciones y restricciones para futuros proyectos en la costa pacífica denominada en ese entonces Zona 4.
Cuando ya era evidente que en el 2009 la Crisis Económica era feroz en los Estados Unidos con los “foreclosures” y esos clientes no podían cumplir en su país de origen y de generación de ingresos dejaron de cumplir con las obligaciones que adquirieron en nuestra empresa en su tan deseada unidad de playa y tenía un inventario en manos que no sabía como lo colocaría. Había que concluir con el ultimo edifico para entrega. Y ya sabía yo que era mi despedida ante un negocio que me apasionaba y amaba.
Era el momento de analizar si seguía o no, y por cuànto tiempo esta situación se veía venir. Me cuestionaba internamente y concluí que había que aguantar 5 años sin recibir ingresos…. Y obviamente me decía “ quién podía aguantar eso?” Yo no.
Me motivó este análisis previo a salir del negocio en el 2010 por la crisis económica que se avecinaba precisamente con mi principal fuente de prospectos y clientes, que eran los norteamericanos y que tendría inevitablemente un efecto rebote en lo que hacía y por tanto en una competencia que se abría y que no se daba cuenta de lo que se avecinaba…
Lo demás es historia. Ya sabemos lo que ha sucedido en Estados Unidos y en el mundo entero por el mal manejo de la banca y las finanzas creando una absurda burbuja de otros países.
Panamá ha hecho sus correcciones a nivel bancario y a nuestro país y a los empresarios que están en el negocio inmobiliario le auguro éxitos siempre que mantenga los ojos bien abiertos a las oportunidades y se asesoren con expertos para identificar los nichos de mercado existentes al que deben apuntar para no equivocarse y que esa equivocación no les cueste.
Aquí nos damos cuenta que a veces los negocios no son permanentes. Y solo surgen de la oportunidad, lo cual no es censurable. Esto es hacer emprendimiento y este es el beneficio que nos da el vivir en democracia en un país con libertad económica para accionar utilizando las leyes existentes para crear o emprender haciendo lo mejor que se puede con los recursos que se cuentan.
Cuando paseo por la playa por Farallón y veo los edificios bien construidos con el look de los años 70 que tanto me gusta, ( y los únicos que no sufren de los aguajes y altas mareas por todas las previsiones constructivas ), solo me queda la satisfacción de esas personas que tuvieron visión para saber que ese activo se les convertiría en una mina de oro. Y así fue. Mejor no pregunte cuánto cuesta hoy un apartamento como esos….
Fue una oportunidad irrepetible para todos…
Amelie Pella
2015